as experiencias y vivencias son acontecimientos que nos llenan y nos nutren como seres humanos. De las experiencias laborales, familiares y académicas se van tomando bases para una mejor o peor forma de vida; para entender la realidad de otros y abrirse mentalmente a lo nuevo, entender que somos muchos, cada uno con costumbres y creencias diferentes. Todo va enlazado de decisiones y de acciones. “Por ahí dicen que tus acciones te definen como persona”. Así es, lo he ido aprendiendo poco a poco con cada experiencia y cada decisión que he tomado en mi vida.
Lo más difícil cuando se emprende una aventura en la que se está a la expectativa y en la que hay muchas cosas en juego, es el temor a que las cosas no se den, o que aquellas personas no valoren un trabajo que más que para ti es para ellos, o, en últimas, encontrar negativas. Pese a todos esos temores que tenía emprendí este largo viaje. En el camino hacia mi lugar de destino llevaba conmigo una mezcla de sentimientos tan grandes y confusos que me traían a la mente toda clase de imágenes acerca de aquello que me podía encontrar y cómo debía reaccionar ante esas situaciones. Sin embargo, hubo un momento en el que inconscientemente dejé de pensar o imaginar cosas, y sólo me concentré en esa ruta que en el camino, y con unos hermosos paisajes, me iba mostrando que había que disfrutar el momento y que estar a la defensiva no era una buena opción para mí.
Al bajar del bus me sentí un poco más tranquila, había llegado a tierras vallenatas y aunque ese no era el lugar donde pondría en marcha mi trabajo ni las actividades del proyecto que ahí me había llevado, ya mi mente sentía que el desafío había comenzado. No puedo negar que al principio todo fue difícil; adaptarse a otra forma o estilo de vida siempre resulta complicado, pero lo fui logrando poco a poco. Parece mentira, pero el sentirme tan bien acompañada en Valledupar me hizo sentir que todo lo que mi mente había proyectado negativamente en aquel viaje podría, para mi dicha, no ser así, y en vez de hostilidad y rechazo encontraría personas agradables y dispuestas a trabajar.
El día llegó, el 11 de agosto del 2014 a primera hora, y sobrepasando cualquier duda, me trasladé hacia un lugar en el centro de Valledupar llamado “La galería”. Un sitio muy comercial y concurrido en el que se instalan desde las 5:00 de la mañana muchos carros particulares a prestar un servicio llamado “Uní pueblos”. Enseguida algo me sorprendió, pese a mi acento costeño, que creí me haría pasar inadvertida, uno de los conductores se me acercó y me dijo: “¿de dónde es usted? ¿Hacia qué lugar desea que la lleve?” Con algo de desconfianza, pero siendo respetuosa y amable con aquel caballero, le dije que venía de Cartagena y en ese preciso momento necesitaba trasladarme hacia Atánquez. En aquel carro sólo pensaba en mi encuentro con la comunidad Kankuama y cómo sería su trato hacia mí. En el vehículo iban otras personas que junto al conductor hablaban de sus vidas y problemas, cada uno aconsejando y haciendo chistes con el otro. Yo por mi parte sólo me dedicaba a escuchar. De repente la atención de todos se concentró en mí y las preguntas volvieron: “¿Qué va usted a hacer en Atánquez? ¿Cuánto tiempo durará por acá? ¿Si va a trabajar acá viajará todos los días o se radicará en el pueblo?” Eran tantas preguntas que en últimas todo lo respondí diciendo que aún no sabía cómo iba a ser mi dinámica en el pueblo y que todo dependía de aquella visita que estaba haciendo. Entre charla y charla el viaje se hizo más agradable y el conductor me dejó justo enfrente del lugar que durante 4 meses será mi estadía diaria, el lugar en el cual había imaginado tantas cosas estaba frente a mí, ya era un hecho.
Al llegar al pueblo encontré un lugar tan silencioso como la noche, eran pocas las personas que por sus calles se veían caminar y al encontrarme con la biblioteca cerrada pensé que esta no estaba en funcionamiento. Caminé unos pasos y llegué hacia el puesto de salud que quedaba muy cerca, allí encontré reunidos a un grupo de jóvenes que sin dudarlo ni un momento y al ver mi comportamiento me preguntaron a quién buscaba. Les conté mi interés en hablar con los encargados de la biblioteca y que mi estadía en ese lugar sería muy común pues allí tenía pensado trabajar durante 4 meses si las cosas se daban. Al darse cuenta de mi interés estos chicos gestionaron todo y me pusieron en contacto con los encargados de la biblioteca y me dieron una de las mejores noticias, la biblioteca estaba en funcionamiento y los bibliotecarios estaban en un evento cerca del pueblo, por ello no me podían atender.
A los dos días y después de organizar una cita con el bibliotecario, me trasladé nuevamente a Atánquez, en esta ocasión pude conocer la biblioteca por dentro y tuve una pequeña entrevista con él. Su nombre es Souldes Maestre, un chico que me recibió con mucha amabilidad y me puso al tanto de todo lo que se estaba haciendo. El trámite y la presentación antes de ponerse manos a la obra fue muy largo, Souldes me presentaba con cada persona que veía en el pueblo; sin embargo, y pese a contar con la aprobación o el visto bueno de muchas de ellas, la presentación oficial era con el cabildo menor, la dirección general de la biblioteca, los mayores, el cabildo gobernador y en ultimas con el Mamo.
Después de estas presentaciones la aventura comenzó. Las expectativas parecen llenarse día a día, y junto al equipo de trabajo se han empezado a hacer cosas muy productivas. La biblioteca es cómoda pero cuenta con espacios muy reducidos, debido a la gran cantidad de muebles y de materiales inutilizables que están guardados ahí. Funciona con un horario de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. El mayor uso se lo dan los niños que acuden a prestar libros, a leer, y madres que también buscan libros para compartirlos en su hogar. En las tardes hay una gran circulación de jóvenes debido a que es en este espacio de tiempo que salen del colegio, y funciona además el internet a través de un proyecto llamado Kioscos Digitales. En esta comunidad la biblioteca es muy importante debido a que es un espacio de encuentro.
En la actualidad la biblioteca está realizando unos talleres de escritura otorgados por la gobernación y que tendrán culminación pronto. Después de esto volverá a ser solo un espacio de encuentro donde se prestan y se leen libros. Y es aquí donde comenzaremos un trabajo entre la biblioteca y el proyecto de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. El proyecto se adaptó a la realidad y al contexto de la comunidad Kankuama, y lo primero que se hizo fue crear el Grupo de Amigos de la Biblioteca, nuestra segunda meta es crear un espacio propio para los niños. La idea es generar dentro de la biblioteca nuevos espacios y dinámicas que permitan el fortalecimiento y el rescate de los saberes culturales, en especial la creación e importancia que cumple la mochila en la identidad y la memoria histórica del pueblo Kankuamo. Para ello contaremos con talleres de oralidad, visitas a tejedores y artesanos que compartirán sus experiencias y saberes con niños y jóvenes de la biblioteca. Se creará un grupo de jóvenes tejedores dentro de la biblioteca en el que se harán todo tipo de tejidos y se llevará un registro detallado de todo ese proceso. También tendremos fogatas de narraciones y de encuentros intergeneracional, así como los Viernes Culturales, que consistirán en espacios de recreación mediante el aprendizaje de otros saberes locales, como danzas, lecturas y videos sobre la importancia de rescatar y mantener el tejido dentro y fuera de la comunidad.
Retomando las anteriores notas, es importante señalar que el trabajo ha empezado con muy buena energía y en él he tenido el privilegio de contar con personas maravillosas. Souldes, el bibliotecario, me presentó una familia de tejedores espectacular que está compuesta por dos hermanos, cuatro hermanas y su madre. Es una familia humilde y llena de muchas esperanzas que ven en el tejer una forma de encuentro familiar, de ocio y de ayuda económica. Me tienen encantada por la forma tan linda como me trataron desde un principio; ya se comprometieron a enseñarme a tejer, todo el tiempo están pendientes de mí y de los proyectos que junto a Souldes estamos realizando en la biblioteca, a dos de las chicas de la familia las invitamos a hacer parte del Grupo de Amigos de la Biblioteca y están trabajando con nosotros.
Las clases de tejido aún no han empezado porque la idea es hacerlas con otros jóvenes dentro de la biblioteca, y mientras aprendemos y compartimos esa linda experiencia intercambiaremos conocimientos y discutiremos temas culturales. Lo bonito de todo esto es que es una experiencia en la que no soy yo la que viene a enseñarles algo, no, es un trabajo de enseñanza mutua en la que los conocimientos superan todo tipo de barreras geográficas, regionales y culturales. Son espacios de convivencia que se irán nutriendo cada día más, con cada taller, con cada visita a otros pueblos, la visita a ríos y lugares representativos de la memoria histórica del pueblo Kankuamo.
Quiero terminar esta primera entrega reafirmando mi interés y motivación en trabajar con esta linda comunidad, sé que al principio la decisión de presentar el proyecto en Atánquez obedeció más a intereses académicos que afectivos, pero el hecho de tener un mes en esta tierra y de poner al servicio de sus habitantes mis saberes como humanista y complementarlos con los suyos, ha sido algo que me ha fortalecido tanto académica como personalmente. Estoy muy agradecida con esta oportunidad que me ha brindado el Ministerio de Cultura a través de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. Sé que ustedes al igual que yo estarán intrigados por saber cómo evoluciona el proyecto y cómo se va logrando el cumplimiento de los objetivos, así que ahora no queda más que trabajar, obtener resultados y seguir contando los mágicos caminos que en su riqueza cultural y humana nos va dejando esta linda tierra, la tierra Kankuama, donde la mochila es el eje articulador de la identidad indígena.
Marisel Montero Carpio
Pasante en Bibliotecas Públicas 2014
Biblioteca Pública Resguardo Indígena Kankuamos
Atánquez, Cesar