En estos tiempos de reflexión y de repensarnos desde nuestros fundamentos propios lo que está pasando en la naturaleza frente al desequilibrio, comienzo con un saludo fraternal desde la Sierra Ne- vada de Santa Marta, el corazón del mundo, y con un mensaje de fortaleza de nuestras autoridades tradi- cionales, de nuestros Mamos y Mayores.
Nuestro territorio, como muchos otros, está en alto riesgo por todas las consecuencias que hemos advertido por diferentes vulneraciones a los eco- sistemas. También está afectada la integralidad y la conexión entre nuestros lugares sagrados hacia el interior y hacia afuera, con el mar y con otros lugares de interconexión desde el mundo espiritual y material. Nuestros mayores y nuestras autorida- des están viendo una afectación a nuestro tejido espiritual por modelos de intervención de índole económica, de explotación, pero también de so- metimiento de la cultura, que lleven a desaparecer nuestra forma de vida y, por ende, la biodiversidad y la riqueza cultural de los Cuatro Pueblos Guardia- nes del Corazón del Mundo.
El cambio climático, para nosotros, no es una sor- presa, pero sí es un llamado de atención. Nuestros sabios y nuestros Mamos han alertado sobre el dese- quilibrio que hemos ido causando a la naturaleza. El cambio climático es una amenaza que lo afecta todo y es una consecuencia de muchas causas, pero, principal- mente, de que hemos perdido la conexión, el respeto y el reconocimiento al ordenamiento ancestral y espiri- tual que está establecido en el origen. Este es el funda- mento de nuestra misión, que consiste en mantener el equilibrio natural con el mundo y con el universo.
En nuestro territorio sagrado indígena vivimos cuatro Pueblos (Koguis, Arhuacos, Wiwas y Kankuamos) quienes hemos sobrellevado en el tiempo la responsabilidad de cuidar la madre naturaleza, de cuidar nuestros principios y, sobre todo, ese equilibrio universal que representa para nosotros la vida conectada con todos los elementos. Nosotros, como pueblos indígenas, a nivel nacional poseemos más de 30 millones de hectáreas: aproximadamente en 27 millones de ellas, que están bajo nuestra protección, mantenemos un ejercicio permanente y real de conservación de la naturaleza y su biodiversidad desde nuestra visión. Al igual que los hermanos afrodescendientes, nosotros somos quienes estamos en ejercicio permanente del cuidado frente a lo que hoy representa el riesgo de cambio climático y todas sus implicaciones, más allá de las formalidades de las instancias nacionales e internacionales.
Por eso, debe existir la posibilidad real del diá- logo directo y basado en el reconocimiento mutuo de Gobierno a Gobierno. Aunque nosotros somos quienes hacemos el ejercicio propio del cuidado y la conservación de los territorios, no estamos parti- cipando activamente con nuestro conocimiento en la construcción de las políticas de cambio climático. Tanto en este gobierno, como en los anteriores, no ha habido una voluntad política de tener un diálogo en este sentido. El gobierno ha impedido que participe- mos en la construcción de las políticas centrales de cambio climático. Por otro lado, aquellas estrategias ambientales en las que ha habido algún diálogo se quedan por lo general sin implementar. Aunque exis- te la instancia de la mesa nacional ambiental para abordar temas indígenas en el marco del cambio cli- mático, hay poca voluntad para concertar decisiones de fondo y acciones concretas.
La participación efectiva significa para nosotros la posibilidad real de concertar y posicionar las accio- nes que, desde nuestra mirada y nuestra experiencia, se requieren para enfrentar esta situación. Estamos dispuestos a construir instrumentos y herramientas para fortalecer la gobernanza con diferentes actores desde el conocimiento ancestral y científico. Busca- mos que se implementen de forma efectiva y que el gobierno las incorpore entre sus presupuestos y me- canismos de seguimiento en el marco de las políticas climáticas y los compromisos internacionales.
Más que todo, insistimos en mandar el mensaje al mundo, a los gobiernos y a la sociedad de que es
importante sostener la naturaleza; convivir con ella en estos tiempos de crisis, de pérdida de los ecosis- temas, de los nevados, de los glaciares y de toda la conectividad. Hoy, la diversidad cultural y ecosisté- mica debe existir por encima de los intereses econó- micos; ese es el llamado de atención.
Nos corresponde a nosotros, a los pueblos indíge- nas, en este contexto de pandemia, continuar con los ejercicios de armonización, resistir las afectaciones y privilegiar el principio de vida de proteger integralmen- te nuestro territorio y nuestro conocimiento. Esta es la verdadera garantía de sostener la vida. Si no ponemos sobre la base privilegiar esos fundamentos del equi- librio de la vida, de la naturaleza con nosotros como personas y con todos los elementos, el agua, el aire, la tierra y el viento, va a ser muy difícil que mantengamos la existencia de las actuales y de las futuras generacio- nes, y de todo lo que existe en la naturaleza.
Jaime Luis Arias
Jaime es de pueblo Kankuamo, Secretario Tecnico del Consejo Territorial de Cabildos de la Sierra Nevada de Gonawindua CTCSNG (OGT CIT OWYBT OIK), Instancia de Representación e Interlocucion de los Cuatro Pueblos Kogi, Aruhaco, Wiwa y
Kankuamo; Autoridad Propia Publica Ancestral, enmar- cada en los Principios Culturales desde la Ley de Origen, el cumplimiento de la Mision de Guardia- nes del Corazon del Mundo, Territorio Ancestral reconocido como Línea Negra que se centra en la protección integral del Territorio, del ecosistema ambiental y cultural, la gobernanza y autode- terminacion para el diálogo con el Estado, la sociedad y organizaciones Nacionales e Internacionales.