Los indígenas kankuamos habitamos desde tiempos remotos la Sierra Nevada de Santa Marta, compartimos en este gran territorio, la historia ancestral y nuestra cosmovisión del mundo con los pueblos indígenas Kogui, Arhuaco y Wiwa. Los cuatro pueblos estamos comprometidos con guardar el equilibrio natural de la Sierra Nevada y la tradición de nuestros pueblos, por esto nuestra tradición oral nos dice que “los Kankuamos somos los guardianes de la Sierra y los otros tres pueblos: Kogui, Arhuaco y Wiwa representan los guardianes de la tradición”1 . Según la cosmovisión indígena, la Sierra Nevada es vista como una gran mesa, donde cada pueblo indí- gena es una pata; si llegase a faltar una se desequilibra la Sierra. Esta concepción posee una fuerte dimensión espiritual y ancestral, ya que los mamos de los otros pueblos indígenas de la Sierra Nevada reconocen a los kankuamos como la pata faltante para el equilibrio de la Sierra: “miren ser kankuamo, eso es la pata que falta, y esa pata tenemos que restituirla”.
Nuestra historia de aculturación
La transformación cultural que vivió el pueblo Kankuamo, se remonta a los años de colonización por parte de los españoles. Antes de su llegada, los kankuamos al igual que los otros pueblos de la Sierra poseían sus tradiciones, vestían sus vestidos tradicionales, tenían un calabazo especial con el que elaboraban el poporo, tenían sus mamos, guías espirituales, que daban consejo en sus casas ceremoniales llamadas teroarikas y retribuían a la madre tierra a través de los pagamentos. Las tradiciones fueron transformándose con el transcurso del tiempo, con la imposición cada vez más fuerte de los españoles, que implementaron nuevas formas de control social, los mamos y las autoridades tradicionales dejaron de cumplir su función de regular no sólo el orden de la comunidad, si no todas las actividades de la vida diaria de los kankuamos.